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La recuerdo casi llorando, rozandose los labios con sus dedos. Recuerdo su cuerpo tembloroso buscando un abrazo donde sostenerse. El placer era así, de una intensidad dramática extenuante.

He pasado la tarde dándole vueltas a 28 palabras. De vez en cuando he parado y he trabajado un poco. He leído cosas escritas con una maestría apabullante. He envidiado. He salido a fumar. He llamado buscando una cita imposible. No me he atrevido con las posibles.