plagio # 21
Me pregunto a menudo si este dietario es sincero, es decir, si es un documento absolutamente íntimo.
La primera pregunta que se plantea es ésta: ¿es posible la expresión de la intimidad? Quiero decir la expresión clara, coherente, inteligible, de la intimidad. La intimidad, pura, bien discernida, debe ser la espontaneidad pura, o sea una secreción visceral e inconexa. Si uno dispusiera de un lenguaje y de un léxico eficaces para presentar esta secreción, no habría problemas. Pero lo cierto es que no existe un estilo adecuado a la sinceridad ni un léxico eficiente. Pero aun suponiendo por un momento que la intimidad fuese expresable, ¿quién la entendería, quién la podría comprender? Si no fuese única, particularista, personalísima, absolutamente primigenia ¿qué aspecto tendría, cómo se podría imaginar su presencia? Cuando no podemos aclarar la nebulosa interna, decimos habitualmente: yo ya me entiendo. Los borrachos dicen lo mismo. Mi idea, pues, es que la intimidad es inexpresable por falta de instrumento de expresión; que su proyección exterior es prácticamente informulable.