Blue note

Ayer me llego una agenda de regalo. La coloque sobre la otra que me dieron en fnac y coloque estas sobre los folios calendario, un rectángulo cuadriculado con 35 casillas, que me fabrico para enganchar en la puerta de casa (por dentro claro, que mis vecinas aun no han caído en mi agenda) Todo ese pack se unió a las libretas de apuntes varios, que son tres. Una de anillas de tapa horrible pero papel gustoso en la que escribo irregularmente cuando me tumbo en la cama. Otra roja, marca Silvine, memo book, british made (de las que compre seis en Dublín) que me acompaña por su tamaño en algunos viajes. La ultima es otra Silvine, la de día a día, donde pego post it garabateados con absurdas ocurrencias. Coroné el paquete con los bolígrafos y rotuladores. El negro y pesado Tombo (el tercero de una saga, el 1 y el 2 me los robaron en el trabajo), un Pilot v5 que me da igual que me roben porque tengo mas y un bolígrafo Pentel. Es día 4 y no he tocado la montaña sagrada. Ya han pasado demasiadas cosas y sigo confiando en mi memoria. El día que esta falle será demasiado tarde para empezara a anotar y entonces, otra vez, nada habrá cambiado.

Sigo, como un imbécil, enganchado a Rufus. Sigo, sabiendo que no debo, enganchado a la mañana del día 1. Y no sigo mas porque me voy a fumar.