diálogos imposibles

-hola, como te llamas?
-para que lo quieres saber?
-quiero gritar tu nombre mientras follamos en este banco
-tú estas loco
-si, pero como te llamas?

Cada día, cuando salgo del garaje, veo a la chica de la tienda de sofás sentada en un banco delante de la puerta, aprovechando el sol para fumar y broncear sus piernas. En esos segundos de marcha lenta me recreo en su estado de gracia para luego torcer a la derecha y perderla de vista pensando en que no me he vuelto a fijar en su cara, que solo he visto su indolente entrega a un pequeño placer y que el día menos pensado bajaré del coche y me sentaré a su lado.